abril 24, 2008

Pies de pato

Hay una mujer sentada frente a mí que me molesta: lleva dos días nublando mi vista, obligándome casi a escribirle a ciegas o con una mirada de catalejo que tiene más alcance pero muy poco campo. Viene aquí, se instala con una supuesta inocencia, con sonrisa para todos y finge no saber. No saberse. Así que inevitablemente le escribo, o mejor dicho, me escribo sobre ella. Pero así como mi visión, también nubla mis ideas y sólo atino a darle vueltas a lo mismo: hay momentos en que resulta molesta la belleza.

abril 18, 2008

Puesto y seco, con lluvia afuera

A javo le gusta mucho Hig and Dry. Supongamos entonces que uno puede estar puesto y seco a la vez; sin drgoas, cabe aclarar. Entonces no hay mucho que decir sobre la sequía, pero sí sobre la extrañeza de estar "puesto". Que no nos engañen, podemos estar en cierto estado, pero nunca puestos. Puestos a pensar; puestos a escribir; puestos los calcetines; pero nada más. Conclusión: un viernes en la noche uno no piensa en nada más que en salir del teclado y re-conocer gente (encontrarte, pues).

abril 05, 2008

Solo en el metro

Hace dos estaciones que este vagón se quedó vacío y ahora veo gente en el de al lado a través del vidrio. Si viajara en la línea 2 no puedría pasar esto porque en los nuevos trenes todos los vagones se conectan: cuando hay poca gente uno se puede asomar desde su lugar inclinando la cabeza por el pasillo central y ver la enorme fila de tubos pasamanos que van gradualmente decreciendo, así todo el tren; o abordar por la primera puerta y recorrer todo el metro para bajarse por la última. Hoy no, hoy veo asientos desocupados y por una de las ventanillas algunas personas, la otra da a una cabina vacía. No me siento solo porque en los audífonos me acompaña la voz de Jah Cure que dice algo sobre Babylon pero no sé inglés así que entiendo poco. Igual me acompaña. Buena sensación ésta de saberse pero no sentirse solo. Llegamos a Viveros y nadie sube así que el territorio sigue siendo mío y sonrío mientras las puertas se cierran. La ansiedad inicial se ha disipado dando lugar a la calma. Pienso que es tranquilo el metro cuando se está solo y pienso también que la guitarra de Most High Cup Full se parece mucho a la de Sun is Shining así que vuelvo a sonreír, saco el iPod del bolsillo, voy a Bob y ahora no la encuentro tan parecida. Otra sonrisa. Solo en el metro. Comienza a molestarme esta misantropía que me lleva a agradecer el aislamiento y al darme cuenta de que la batería del iPod se agotará pronto sonrío otra vez: quizá cuando eso pase vuelva a extrañar a la gente.

abril 01, 2008

Los relojes todos van adelantados

Supongamos que el día empieza cuando la noche termina y no a mitad de ella. Las seis de la mañana son en realidad las cero horas. Déjenme entonces dormir otro ratito.