septiembre 29, 2009

En el transporte público

nadie se mira de frente: todos elegimos un punto fijo o perdido y mantenemos la vista en él para no ver de frente los ojos del pasajero más cercano. Pero esto no quiere decir que no veamos a la gente alrededor nuestro ni significa que la curiosidad ya no existe. Por el contrario, la curiosidad y las ganas de ver a la gente nos llevan a desviar miradas y a mirar de reojo o fugazmente. Todos nos sentimos observados y nos sabemos observadores pero son pocos los pasajeros que buscan la interacción con el otro. Locos, raros, incómodos, ofensivos. Cada vez somos más los que llevamos audífonos puestos. Seguimos siendo pocos los que llevamos libro abierto, pero ahora en el metrobús ya hay televisión, así que los ojos ya no deben buscar el falso punto entre el tubo y la ventana sino simplemente mirar hacia el frente, un poco arriba y sonreír de vez en cuando con los tropiezos de la gente en la pantalla.

No confundir este tetxo con una crítica a la burbuja que cada quien crea durante el trayecto ni con nostalgia de la combi pesera; no comparar con la guagua cubana o con el taxi colectivo provinciano. Creo que está bien aprovechar los 40 minutos de trayecto en el metro para leer un rato y que no tengo porqué interactuar diariamente con todos los desconocidos que se sientan a mi lado. Mi inconformidad surge cuando la situación es trasladada a la fonda en la que dos televisores programan a la hora de la comida a la familia peluche y sus gritos (los gritos en la televisión mexicana ameritan otra entrada) y sus estruendosos e hipnóticos defectos especiales. Entonces sí me caga que no se pueda platicar con nadie, ni desconocido, ni comensal, ni mesera, ni mesero; no se vaya uno a perder uno de los chistes de Derbez, que además hace ya muchos años que dejaron de ser buenos.

septiembre 21, 2009

Paso de baile

Alguien puso la nota justa en el momento; los colores y la luz tan solidarios; la armonía. Y con la mirada sobre los hombros de ella, él se vio a sí mismo un poco por dentro. No fue tanto un mirarse las ideas o las tripas como un sentirse ahí: vibrante, vivo, afortunado. Alguien puso el golpe en los tambores; la palabra y el timbre tan propensos; la ventaja. Y con la respiración de ella entre las cejas, él notó por un momento sus esencias. Las de ambos distintas pero fugazmente afines: inmediatas. Luego vino el momento de girar.

septiembre 09, 2009

Noche

a Sofi
Apenas me mantengo despierto por las tardes, depués de comer. Todo es tan pesado entonces, todo tan tristemente feliz, todo tan nada. // Un tiempo trabajé junto a una calle empedrada bajo una ventana por la que el sol se filtraba y me cerraba los ojos; sólo me sacaba de mi somnolencia el pitar del afilador. Soñaba por ese entonces una historia recurrente que tenía que ver con pasto. Algo de pasto en el pasto sobre elpasto entremetrosdepastoenunahojadepas... // Habitualmente no recuerdo mis sueños. Dicen que al ver por la ventana luego de despertar, uno los olvida. // Apenas consigo conciliar el sueño por las noches, después de cenar.

septiembre 01, 2009

cursi

llueve, lluvia
así sin más
cae como sabes hacerlo:
oscureciendo
para que borres tantito
(un poquito nomás)
estos colores del cielo
que me recuerdan sus ojos