No hay nadie nunca, nadie contesta y nadie atiende la puerta: mi vida es una casa abandonada desde hace un tiempo; en mi sala de estar ya nadie está. A veces viene alguien y toca el timbre o tira piedritas a la ventana. Yo, desde la casa vecina observo. como nadie atiende, el que llamaba se aleja, volteando hacia atrás de cuando en cuando.