Me pagan por eso, no hay más explicación. Es así que te observo en la noche y apunto tus movimientos. Avanza la noche y con ella la luna y con ella la luz a través de tu ventana y yo tomo registro en mi bitácora de observaciones: "Ha movido el pie izquierdo" escribo, "recogiéndolo un poco más de manera que la posición fetal que ya tenía se ha acentuado y el peso del cuerpo recae aún más sobre el seno y el cachete derechos".
Mucho antes que yo se va la luna. Se van los ruidos y llegan otros. Comienza el día y todo es más fácil para mí y mis ojos. Ya al final desaparezco y, si fui descuidado, queda un poco de viruta de lápiz en el suelo, al pie de la cama. No preguntes, me pagan por eso.
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