Ya hablé, aunque con poca claridad, del elegante e implacable caracol que es el tiempo (o quizá un elefante) y de cómo su paso nos domina. Y sin embargo, aun sabiendo que no, pensamos que sí. Aun sabiéndonos imposibles nos declaramos capaces por un momento y apelamos a nuestra falta de ciencia para desear; hoy por ejemplo quisiera haber nacido unos años después y quisiera que las noches de esta semana fueran más largas; mañana quizá quiera que el reloj sea más festivo, menos pausado.
Pero incluso con las prisas, hay que tomarse el tiempo para agradecer lo agradecible.
1 comentario:
Hola Daniel soy el Bicho,
estaba curioseando y me encontré con tu blog...
Está chido pero que ahora estás escribiendo?
Muchos saludos.
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