El tiempo es más rápido que la digestión o que el deshielo. En cualquier momento ya es miércoles por la madrugada o es agosto. Dos mil nueve o dos mil doce.
Pero es verdad que es más lento cuando pasa de largo y, aunque suene contradictorio, estar sentado solo viendo pasar el tiempo lo adormece y en su letargo el tiempo es más instantaneo, menos asible...
Debo, pues, dejar pasar el tiempo a sus anchas pero capturar los instantes y los rostros.
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