mayo 20, 2008

Renacuajos

Sigue lloviendo. Estamos a punto de salir de casa de la abuela hacia donde la tía, que nos espera para comer. Yo estoy con la computadora encerrado en el baño y mientras escribo esto trato de ocultar los renacuajos que siguen saliendo de la pantalla de mi MacBook. Sigue lloviendo y en la ciudad todo es charco. Pero no hay tanto problema, mientras logre dirigir el brinco de los renacuajos directo al escusado todo estará bien. Mi abuela toca a la puerta del baño y yo respondo que ahí voy, pero nada de eso, sigo apuntando al retrete y esperando que dejen de brotar. Ojalá lleguemos a tiempo para cenar.

2 comentarios:

Valdemar Ramírez: dijo...

Quien no ha vivido esa epopeya no merece llamarse "hombre".
¡Salud por el salto mortal de los renacuajos!

Eduardo Ávalos Vélez dijo...

me parece que esta entrada deberia estar en la etiqueta "bitacora" y no en "ficcion"