mayo 20, 2008
Renacuajos
Sigue lloviendo. Estamos a punto de salir de casa de la abuela hacia donde la tía, que nos espera para comer. Yo estoy con la computadora encerrado en el baño y mientras escribo esto trato de ocultar los renacuajos que siguen saliendo de la pantalla de mi MacBook. Sigue lloviendo y en la ciudad todo es charco. Pero no hay tanto problema, mientras logre dirigir el brinco de los renacuajos directo al escusado todo estará bien. Mi abuela toca a la puerta del baño y yo respondo que ahí voy, pero nada de eso, sigo apuntando al retrete y esperando que dejen de brotar. Ojalá lleguemos a tiempo para cenar.
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2 comentarios:
Quien no ha vivido esa epopeya no merece llamarse "hombre".
¡Salud por el salto mortal de los renacuajos!
me parece que esta entrada deberia estar en la etiqueta "bitacora" y no en "ficcion"
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